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Las Vidas de los Santos
y Fiestas Litúrgicas

San Jenaro

Obispo y mártir.

19 de septiembre

Jenaro nació o en Nápoles o en Benevento, ambas ciudades cercanas una de la otra y pertenecientes a la región de Campania, en Italia. También se dice que en tiempos del emperador Diocleciano (284-305), fueron martirizados en Pozzuoli, el obispo Jenaro, el diácono Festo, el diácono de Miseno llamado Sosio y el lector Desiderio. Pero esto hay que tomarlo con mucha cautela. Se dice que Sosio al ser descubierto fue encerrado en la cárcel por orden del juez Dragoncio. Entonces Jenaro, Festo y Desiderio fueron a la cárcel para visitar a Sosio y como el juez supo que también eran cristianos, les ordenó sacrificar a los ídolos y ante la negativa de estos los torturó en Nola, los echó a las fieras en el anfiteatro de Pozzuoli y al final los degüella en esa misma ciudad. Mientras eran llevados al martirio, el diácono Próculo y los seglares Eutiquio y Acucio protestan por lo injusto de esa condena, por lo que también son apresados y junto a los otros cuatro, degollados. Total: siete mártires en el Foro de Vulcano, solfatara de Pozzuoli al pie del Vesubio en Nápoles. El Calendario Cartaginés y el Martirologio Jeronimiano dicen que esto sucedió el día 19 de septiembre del año 305.

La crítica histórica tiende a individualizar tres grupos: uno (en Benevento) formado por Jenaro, Festo y Desiderio, otro (en Miseno) formado por Sosio y un tercero (en Pozzuoli) formado por Próculo, Eutiquio y Acucio. A los santos que componen los tres grupos se les rinde culto desde la antigüedad, ya que además de por el martirio, están ligados entre si por los diversos traslados de sus reliquias, porque figuran juntos en importantes textos litúrgicos y aun en diversos monumentos antiguos.

En cuanto a los traslados, el Martirologio Jeronimiano, escrito en el siglo V, dice: que el 13 de abril se trasladan las reliquias de San Jenaro y que el día 7 de septiembre de depositan definitivamente en Nápoles, que el 23 de septiembre se llevan las de San Sosio a Miseno, su lugar de origen, que el 18 de octubre se llevan a Pozzuoli las de San Eutiquio y que dos días más tarde son llevadas a la misma ciudad las de San Próculo.

En el año 505, el Calendario Cartaginés, ponía la festividad de San Jenaro entre los días 16 de septiembre al 10 de octubre. El Evangeliario de Lindisfarne asegura que en el siglo VII ya había liturgia propia en Nápoles y el Martirologio de Beda, en el siglo VIII, los conmemora el día 19 de septiembre. Los griegos conmemoran juntos a estos siete mártires los días 20 y 21 de abril y el día 19 de septiembre.

Los textos hagiográficos son varios; el más antiguo es una carta del sacerdote Urano a Pacato, fechada en el año 432 y en la que narrando la vida de San Paulino de Nola, dice que se les aparecieron San Jenaro y San Martín de Tours. El obispo Quodvultdeus de Cartago habla de él en el año 453, el himno del Papa San Sinmaco es del año 510, San Gregorio de Tours escribe sobre él en el año 587 y así otros muchos autores.

Los monumentos más antiguos son: unos frescos del santo en las tres catacumbas de Nápoles fechado en el siglo V en las de San Jenaro; en el siglo VI en las de San Severo y también en el siglo VI en las de las catacumbas de San Gaudioso. Del año 985 son unas pinturas existentes en el monasterio de Reichenan (Alemania), del 849 son las de la iglesia de su nombre en Nápoles y del 673 las de Forcelle (Nápoles). Como puede comprobarse en toda la región, desde muy antiguo se le da culto a este santo.

Las reliquias del santo fueron llevadas de Pozzuoli hasta las catacumbas napolitanas por San Juan I en el año 432 y puestas junto a la tumba de San Agripino. En el año 831, el príncipe Sicone las trasladó a Benevento y en el 1154 se llevaron ala Abadiade Montevergine, en Avellino y de allí pasaron nuevamente a Nápoles en el año 1497 por parte del arzobispo Alejandro Carafa. El último reconocimiento canónico se realizó el día 25 de febrero de 1964 por el arzobispo Alfonso Castaldo. En el reconocimiento anatómico de los restos se determinó que se trataban de los huesos de un hombre, de1,90 metros de altura y de unos treinta y cinco años de edad, luego San Jenaro fue martirizado siendo aún joven, era un obispo joven. Los huesos se guardan en una olla de la época y en una urna de bronce datada en el año 1511, que están en la catedral de Nápoles. Los de los santos Festo y Desiderio están en el monasterio de Montevergine (Avellino), los de San Sosio están en Frattamaggiore (Nápoles), los de los Santos Eutiquio y Acucio también están en la catedral de Nápoles y los de San Próculo están en Pozzuoli (Nápoles).

San Jenaro está muy ligado a Nápoles, siendo su patrono principal, pero lo es también de Benevento, Pozzuoli, Sassari, Torre del Greco y de toda la Campania en general. Siempre se ha recurrido a él en tiempos de erupción del Vesubio, terremotos, epidemias de peste, hambrunas y guerras.

Desde el año 1337, el sábado anterior al primer domingo de mayo (conmemoración del traslado de los restos) se organiza por la mañana un cortejo de clérigos que llevan el relicario del cráneo. A mediodía, el obispo lleva las ampollas de la sangre coagulada del santo y al presentarse un relicario delante del otro, la sangre se licua. Lo mismo hacen el día de su fiesta, el 19 de septiembre y todos los días de las octavas de estas dos fechas. Es el llamado “milagro de la liquefacción de la sangre de San Jenaro”.

En algunas otras ocasiones también se ha hecho: en la erupción del Vesubio del año 1631, cuando el terremoto de Basilicata en el 1857, el día 22 de agosto de 1962 cuando ocurrió el terremoto de Ariano Irpino, etc. La sangre se conserva en dos ampollas de vidrio de doce centímetros de diámetro; la mayor con una capacidad de sesenta centímetros cúbicos (esa está llena hasta la mitad) y la menor con una capacidad de veinticinco centímetros cúbicos (esta tiene manchas y grumos de sangre). Según la tradición una mujer cogió la sangre que manaba de la cabeza del santo cuando fue martirizado. Cuando las dos ampollas se sitúan frente a frente al relicario del cráneo, la sangre se licua.

Existen numerosas hipótesis del por qué sucede esto: por el llamado efecto físico de simpatía, por la energía emanada por la muchedumbre que lo observa, por energía sicodinámica, por efecto del calor o aun hay quienes dicen que por la acción del Vesubio (!!). El día 15 de septiembre del año 1902 se realizó un examen espectroscópico (espectro de la hoxiemoglobina) y se comprobó que era verdadera sangre humana. Hay que decir que los fenómenos que acompañan a la liquefacción de la sangre están fuera de todas las leyes físicas. No se fusiona a una temperatura constante (en el año 1794 el matemático M. Fergola comprobó que en mayo fusionó a 19º C y en septiembre a 25º C), o sea, cambia el tiempo y cambia la temperatura y la sangre se fusiona. El profesor de Luca, en el año 1879 comprobó que el 19 de septiembre lo hizo a 30º C y sin embargo seis días después lo hizo a 25º C, o sea, durante un mismo tiempo, cambió la temperatura de fusión. Tampoco coincide siempre el aumento de volumen del líquido: ese año en mayo el fenómeno fue lentísimo y tuvo un aumento de volumen del 72% y en septiembre, el fenómeno fue muy rápido y solo aumentó un 23%.

Pero hay aun alguna otra rareza física: el profesor Sperindeo ha comprobado que no se conserva la densidad de un estado al otro, o sea, que aumentó en peso 25 gramos mientras disminuía su volumen. Y en cuanto a la viscosidad, decir que independientemente de la temperatura y del movimiento, la sangre pasa de un estado pastoso (como si fuera goma), a un estado fluido y posteriormente a un estado fluidísimo (como si fuera éter), variando también el color del negro al rojo oscuro y después al rojo vivo intenso. Este mismo milagro se verifica también en la solfatara de Pozzuoli, al poner las ampollas sobre la piedra en la que, según la tradición, fue degollado.


Fuente: http://www.preguntasantoral.es/

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