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y Fiestas Litúrgicas

San Zacarías

Profeta del Antiguo Testamento

6 de septiembre

El libro de Zacarías comienza con estas palabras: «En el octavo mes del año segundo de Darío fue dirigida la palabra de Yahveh al profeta Zacarías», es decir, en el año 520... cuando el pueblo desterrado ya había vuelto a la tierra de promisión, es decir, el pueblo ya regresó de Babilonia, y se enfrenta al desafío de reconstruir la vida comunitaria luego de la amarga -pero muy fecunda- experiencia del destierro. Zacarías, con su predicación buscará interpretar para el pueblo el sentido de los acontecimientos que están viviendo, la importancia de reconstruir el templo, la profundización en la fidelidad a la Ley, en definitiva, la consolidación de los rasgos que van a ir creando, en el término de poco más de un siglo, lo que conoceremos luego como el judaísmo clásico.

Dentro de «Los Doce», es decir el conjunto de doce pequeños libros proféticos que en la Biblia hebrea forman una unidad, Zacarías es uno de los extensos, junto con Oseas y Amós. Y no sólo es mediano en longitud, sino tan rico en imágenes, que nos lo encontraremos citado o aludido abundantemente en el Nuevo Testamento, sobre todo en Apocalipsis. El elogio del Martirologio Romano evoca una de esas citas: «Anunció al mismo tiempo que un rey pacífico, Cristo el Señor, iba a entrar triunfante en la Ciudad Santa de Jerusalén, lo que se llevó a cumplimiento», se refiere a Zacarías 9,9: «¡Exulta sin freno, hija de Sión, grita de alegría, hija de Jerusalén! He aquí que viene a ti tu rey: justo él y victorioso, humilde y montado en un asno, en un pollino, cría de asna.» Gracias a los relatos de la Pasión, es posiblemente uno de los versículos de los profetas que más se conocen popularmente. Sin embargo el libro no se agota en esa imagen.

Respecto de la persona del profeta, poco sabemos: en 1,1 dice que es «hijo de Berekías, hijo de Iddó»; esto permite identificarlo con el profeta Zacarías «hijo de Iddó» del que habla Esdras 5,1, que menciona a Zacarias y a Ageo como profetas de la reconstrucción del templo:

«Los profetas Ageo y Zacarías, hijo de Iddó, empezaron a profetizar a los judíos de Judá y de Jerusalén, en nombre del Dios de Israel que velaba sobre ellos. Con esto, Zorobabel, hijo de Sealtiel, y Josué, hijo de Yosadaq, se decidieron a reanudar la construcción de la Casa de Dios en Jerusalén: los profetas de Dios estaban con ellos, apoyándoles.» (Esd 5,1) la identificación está fuera de toda duda, aunque lamentablemente el versículo 1,1 de Zac no dice «hijo de Iddó» sino «hijo de Berekías, hijo de Iddó», lo que en general se entiende en la actualidad como error de algún copista, que se le ha mezclado este Zacarías profeta, hijo de Iddó, con el «Zacarías, hijo de Beraquías» que menciona Isaías 8,1, y que nada tiene que ver con el nuestro. «Zacarías, hijo de Iddó» es, entonces, lo correcto, y de hecho las ediciones críticas de la Biblia ponen la expresión «hijo de Beraquías» entre paréntesis.

Una segunda identificación podría hacerse, aunque es menos segura: en la lista de sacerdotes de Nehemías 12,1ss, en el versículo 16, se habla de un sacerdote llamado también Zacarías, hijo de Iddó. Si se trata del mismo, entonces sabemos que además de profeta era sacerdote. Lamentablemente, carecemos de más noticias como para poder afirmarlo con certeza; es verdad que el libro de Nehemías pertenece al mismo contexto, pero precisamente por eso, es posible que si hubiera querido mencionar al profeta, suficientemente conocido, lo habria señalado. En todo caso, no todos aceptan que Zacarías haya sido, además de profeta, sacerdote. Ningún otro dato poseemos, no sabemos, por ejemplo, si era joven o viejo, aunque sí podemos saber que su ministerio lo ejerció por dos años: del año segundo de Darío, al año cuarto, esto es, desde el 520 aC hasta el 518. Por tanto no sabemos si llegó a ver el templo terminado y su consagración, en el 515.


Fuente: http://www.eltestigofiel.org/

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