Santa Brígida de Kildare
Patrona de Irlanda
1 de febrero
Santa Brígida de Kildare (¿451?-¿523?) nació aparentemente en una pequeña aldea llamada Faughart, o Forthairt, cerca de Dundalk, en Irlanda, en una época en la que se estaba llevando a cabo la evangelización de Europa.
A pesar de ser una santa muy venerada, con un culto muy extendido en los países ingleses, y especialmente en su patria, sus orígenes son misteriosos, y se mezclan con la leyenda.
De niña era muy bella, además de obediente y piadosa. Pero cuando sus padres pretendieron casarla, ella hizo voto de castidad enfrente de un obispo tocando el altar de madera. Para no desobedecer a sus padres le pidió a Dios que le otorgara alguna deformidad física. Así se hizo, y a Brígida se le reventó un ojo, con lo que se cancelaron los esponsales.
Fue muy querida en su tierra y fundó varios conventos, aunque el más importante fue sin duda el de Kildare, o Kill-dara, que quiere decir “templo del encino”. La regla que instituyó ahí, Regula Sanctae Brigidae, se practicó por muchos siglos. Se dice que también había una hoguera que ardió durante todo ese tiempo, ya que fue alimentada sin cesar por generaciones de religiosas.
A Santa Brígida se le atribuyen numerosos milagros, como devolver la vista a personas ciegas, aplacar las pestes, multiplicar el alimento, e incluso convertir agua en cerveza para apagar la sed en alguna celebración religiosa.
Se cuenta que sanó a un anciano enfermo dándole leche de una vaca que cuando ella la ordeñaba producía inagotablemente el nutritivo líquido. Por eso se le representa generalmente con una vaca a sus pies.
Algunos de los atributos de Santa Brígida se confunden con los de la legendaria diosa Bryg, que los antiguos celtas adoraban antes de la llegada del cristianismo.
SANTA BRÍGIDA DE KILDARE nos enseña la importancia de la modestia y el amor recatado al prójimo.
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