San Pedro de Jesús Maldonado Lucero
Sacerdote mexicano mártir
11 de febrero
Fotografía tomada poco antes de su asesinato en las cercanías de Santa Isabel donde se ocultaba para administrar los sacramentos.
Sacerdote para siempre
A los 17 años decide entrar al seminario que también atendían los padres de San Vicente de Paul. Como estudiante tenía buen desempeño pero sobresalía mas por su devoción y ejemplaridad, se gano el apodo de “el soldado” ya que siempre albergó la idea de entrar en la Compañía de Jesús. Es en tiempo de su formación cuando le confiesa al rector del seminario los propósitos hechos después de unos ejercicios espirituales: “Quiero tener siempre mi corazón en el cielo y en el sagrario”. En esta frase quedo cifrada no solo la espiritualidad del futuro mártir sino también el proyecto de vida que le motivo hasta el último aliento.
El joven estudiante en las Escuelas Marianas de los padres Paules, antes de entrar al seminario.
Al aproximarse su ordenación se traslada a El Paso, Texas donde Mons. Schuler le confiere el Orden Sacerdotal en la catedral de San Patricio el 25 de enero de 1925. El Reverendo Maldonado recibió el sacerdocio en Estados Unidos a raíz de que el obispo de Chihuahua se encontraba delicado de salud en la ciudad de México. Es en El Paso donde celebras sus primeras misas y el lugar donde se refugió durante la persecución. Su canta misa o primera misa solemne fue en su parroquia de La Sagrada Familia de Chihuahua el 11 de febrero, fiesta de la Virgen de Lourdes a la que le tenía gran devoción. Lamentablemente a raíz de un mal entendido “aggiornamento” el altar donde el P. Maldonado celebró su canta misa fue destruido o desapareció y solo se conserva el retablo.
El confesionario del Padre Maldonado expuesto en la Iglesia construida en el lugar de su aprehensión.
Su vida sacerdotal fue la de un joven párroco rural, se le confiaron parroquias cercanas a la capital de Chihuahua rumbo a lo que hoy es parte de la diócesis de Cuauhtémoc – Madera: San Nicolás de Carretas, San Francisco de Borja y Cusihuiriachi, salvo una breve estancia en la Parroquia del Santo Cristo de Burgos en Cd. Jiménez donde los masones le sacaron a golpes del confesionario por lo que el nuevo obispo Mons. Antonio Guízar y Valencia (hermano del obispo de Veracruz San Rafael Guízar) le movió a Santa Isabel donde le esperaba la palma del martirio. En Santa Isabel fue un verdadero pastor promoviendo grupos apostólicos entre los fieles en especial la Adoración Nocturna; además combatió el vicio del alcohol, muy extendido entre los indígenas tarahumaras, y denunciando las atrocidades que se cometían contra la Iglesia. Pasaba largas horas delante del Santísimo y recorría grandes distancias, lo mismo de día que de noche, para llevar la sagrada comunión a sus feligreses que necesitaban su ayuda espiritual y la Palabra de Dios.
El Cura de pueblo, llevó con ejemplaridad su ministerio y los fieles veían en el a un autentico ministro de Dios. Despreciaba los bienes materiales y vivía parcamente. A pesar de vestir con dignidad el hábito talar y vivir con modestia, no se preocupaba por tener bienes materiales más que los necesarios y muy a su pesar, mismo en su ropa personal. Se hacia llamar “carmelita con chanclas” debido a su devoción por el escapulario del Carmen y porque usaba sus zapatos viejos y medio rotos por sus largas jornadas a pie.
Parroquia de Santa Isabel, que era pastoreada por el santo.
Pero su principal amor estaba cifrado en la Eucaristía, pasaba horas delante del Santísimo Sacramento y en todo lugar donde estuvo promovió el culto al Santísimo. La Misa, renovación incruenta del sacrificio del calvario, era el centro de su ministerio, la celebro con dignidad y piedad incluso durante los días de persecución, se conserva una copa de virio que sirvió de cáliz en los días de peligro. En San Francisco de Borja instaura la fiesta de las espigas en honor del Sagrado Corazón en el Cañón Namurachi, una capilla natural donde aun hoy anualmente se sigue la tradición. A cada pueblo que llegaba se sentaba en la salita que servía de oratorio, a confesar, en cuyo ministerio era incansable y siempre pedía a Santa Teresita que mandara penitentes a su confesionario. Su ideal era preservar y conservar la inocencia de los niños y la pureza de los jóvenes. Ofrece su vida a Dios por la niñez y la juventud a quienes atiende con heroico amor de padre y pastor en especial enseñándoles el catecismo y las virtudes cristianas.
Tapiz con la imagen del mártir. Pertenece a una serie de tapices que adornan la parroquia de St Stephen the Deacon en El Paso, Texas.
La guerra cristera, la persecución
Al recrudecerse la persecución religiosa en 1926 el obispo Guizar y Valencia prohibió bajo pena de excomunión el alzamiento de los cristeros en Chihuahua los cuales ya estaban preparados para levantarse en armas debido a que la Liga Nacional de Defensa de la Libertad Religiosa (LNDLR) en el estado era de las mejores en organización a nivel nacional. Muchos de los sacerdotes chihuahuenses fueron deportados a El Paso, Texas. Nuestro santo pide a su obispo permanecer con los fieles: “No me ordené para estar aquí cómodamente, sino para servir a mis feligreses”.
El P. Maldonado fue literalmente perseguido como un animal por los esbirros del gobierno, pero el pueblo le protegía en las rancherías. Su contraseña era “el de San Ignacio de Loyola”, aun en la persecución tenia el deseo de ser jesuita por eso se encomendó al fundador de la Compañía de Jesús durante su ministerio clandestino durante la persecución religiosa. El Padre Pedro tuvo conocimiento del martirio del Padre Miguel Pro, jesuita, lo que le impulso a ser más fiel a su ministerio y pidió a Dios la gracia del martirio. En medio de la persecución religiosa se atrevió a asistir al 28º.Congreso Eucarístico internacional en Chicago, Estados Unidos donde adquirió un armonio para su parroquia. Este órgano se conserva en el monasterio de las Madres Mínimas Franciscanas en Cd. De México.
En 1929 una endeble paz llega al país con los “arreglos” de palabra entre el gobierno y algunos jerarcas (entre los que estaba el obispo de Chihuahua). El culto se reanudó en la nación, los cristeros depusieron las armas (y en muchos casos asesinados), pero la tensión permanecía porque las leyes persecutorias permanecían sin ser revocadas.
Nuevas hostilidades
El P. Maldonado regresó a su parroquia de Santa Isabel en medio de esta tensión que al poco tiempo desato en una aplicación estricta de las leyes persecutorias en el norte del país. El sacerdote no dejo de denunciar las nuevas artimañas del gobierno para eliminar de tierra mexicana el reinado social de Jesucristo. La implantación de la educación socialista y la educación sexual equivocada, el ateísmo inculcado y las promesas paradisiacas del comunismo recibieron fuertes protestas del ministro de Dios. Esto hizo que el Padre fuera fichado desde la capital del estado como uno de los principales hombres de Iglesia reaccionario a los planteamientos del gobierno.
Imagen tomada de una fotografia contemporanea a la fecha de su ordenacion sacerdotal.
En poco tiempo Chihuahua se unió a una nueva opresión contra la fe católica con leyes inicuas que no se aplicaron a las sectas protestantes ni a nuevos cultos, la masonería estatal bien organizada ayudó a la aplicación de estas nuevas leyes. El Obispo Guízar prohibió a los fieles la adhesión a la YMCA, a las escuelas dirigidas por sectas que estaban activas en el estado, a los clubes sociales anticlericales y a otras organizaciones contrarias a la Iglesia. Varias iglesias fueron execradas y puestas al servicio profano; las manifestaciones y los desfiles en contra de la Iglesia donde se ostentaban los estandartes de las logias masónicas y los de los sindicatos del gobierno no hacían más que calentar los ánimos anticatólicos.
El gobierno estatal legisló una ley en la que solamente permitía a un ministro de culto ejercer en todo el estado, se deportó a los sacerdotes y se volvieron a cerrar los templos. Nuestro mártir permaneció escondido en los alrededores de su parroquia y en 1934 fue detenido por el gobierno. Fue golpeado, encarcelado y se fingió su fusilamiento en la oscuridad de la noche. Heroicamente e imitando al Padre Pro abrió los brazos en cruz y grito “¡Viva Cristo Rey!”, imitando a los mártires con esta jaculatoria enriquecida con indulgencia plenaria in “articulo mortis” para los mexicanos por el papa Pío XI. Los verdugos reconocieron el valor del sacerdote y lo llevaron a la frontera para deportarlo a El Paso, Texas con algunas monedas. Al poco tiempo y siempre con la salud quebrada regresa a México para continuar su ministerio sacerdotal en la clandestinidad primero en el Rancho “El Pino” y luego se esconde cerca de su parroquia.
Ya en las inmediaciones de su parroquia en Santa Isabel, llamada ahora General Trías por el gobierno, siguió administrando los sacramentos y atendiendo a los fieles. Fue tanta su osadía que a pesar de las leyes opresoras celebra de manera casi pública los oficios de semana santa en 1936. El viernes santo de este año le llaman para atender a enfermos, iba acompañado por un joven y dos señoritas que le asistían, era una noche clara. Al pasar por despoblado varias detonaciones se suscitaron provocando el pánico en los acompañantes del sacerdote, el cual parecía tranquilo diciéndoles: “El niño Jesús y Santa Teresita nos protegerán”. Al día siguiente cientos de casquillos de bala fueron encontrados en las inmediaciones del atentado. Recordemos que el santo le tenía una devoción muy sentida a Santa Teresita a la cual pidió la gracia del martirio y a quien encomendaba las almas que se ponían en sus manos.
El Padre Maldonado con algunos feligreses.
La palma del martirio
El Padre Maldonado tenía el presentimiento del martirio y no ocultaba ni su deseo ni las señales que le precedieron. Meses antes de su sacrificio contó a los feligreses un sueño en el que vio prefigurado su martirio. Vio a una inmensa multitud que rezaba y cantaba, dando vítores de ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva la Virgen de Guadalupe! ¡Vivan los mártires! Pero que también gritaban ¡Viva el Padre Maldonado! El santo desconocía lo que tal sueño significaba.
En febrero de 1937 un incendio ocurrió en la escuela de General Trías, esta escuela era conocida por ser socialista y el Padre ataco esta educación en varias ocasiones. Al día siguiente al incendio algunos vieron entre las cenizas las huellas de garras de alguna fiera. Se comprobó que no fue provocado, sino accidental, pero el hecho es que el incidente provocó mas odio del gobierno hacia el P. Maldonado, el cual desde hace años daba molestias al gobierno perseguidor con su palabra y hechos.
Icono digital de factura moderna.
Al llegar a la presidencia municipal lo subieron a empujones al segundo piso, en tanto impidieron la entrada a las personas que lo acompañaban y encarcelaron a algunas personas. Los fieles se movilizaron para tramitar un amparo en la capital del estado y pedir garantías para el sacerdote. El padre quedo a merced de los esbirros del gobierno que lo golpearon con saña inhumana. Con la culata de las pistolas le quebraron el cráneo y le saltaron el ojo izquierdo, además le arrancaron de raíz mechones de cabello y varios de sus huesos fueron fracturados. Las hostias que llevaba consigo cayeron al piso y uno de sus verdugos las tomó con su mano y se las metió a la boca del sacerdote diciéndole en son de burla: “comete esto”. No sabia que con esto cumplía el deseo del mártir de recibir a su amor eucarístico antes de morir.
La última de sus fotos. En el feretro expuesto en el obispado de Chihuahua. Se ven las vendas que cubren el rostro donde se le quebro el craneo y le saltaron el ojo a causa de la salvaje golpiza a manos de los esbirros del gobierno masonico.
Apoteosis
La multitud se volcó para despedir los restos del gran sacerdote.
Protesta para exigir justicia por el asesinato del santo sacerdote y la libertad para la fe en Chihuahua.
En los altares
Los fieles siempre reconocieron la santidad del Padre Pedro de Jesús Maldonado e invocaron con fe su intercesión, en su vida y en su martirio fue heroico ministro del evangelio. Su sepulcro siempre esta lleno de flores, exvotos, agradecimientos y fotografías. Inmediatamente después de la muerte del Padre Maldonado el obispo creyó conveniente conservar sus objetos personales y memoria en caso de que la causa de canonización tuviera luz verde.
Su causa fue introducida pero no se trabajo con ahínco por su canonización, fue necesario que en Roma examinaran su caso, lo vieran viable y se comunicaran a Chihuahua: “Parece que tienen un santo”. Después del Concilio el proceso de beatificación fue objetada por algunos sacerdotes partidarios del marxismo y la teología de la liberación diciendo que mas valía la canonización del “Chapo” Aguilar (Sacerdote marxista asesinado en Chihuahua por motivos políticos) que la de Maldonado. La causa de Pedro de Jesús Maldonado fue unida a la de otros sacerdotes y seglares muertos por odio a la fe en México. En 1992 fue beatificado dentro del grupo Cristóbal Magallanes Jara y 24 compañeros mártires. En este grupo solo el P. Margarito Flores y el P. Pedro Maldonado no correspondían a la guerra cristera. Uno anterior y el otro muchos años después de acabada la persecución oficial.
Previo a la beatificación se exhumaron los restos del mártir, durante la noche. A la osamenta se le dio un tratamiento químico que permite su conservación por lo menos durante 50 años. Los médicos examinaron el cráneo y al ver las fracturas preguntaron al Padre Arturo Fierro, vicepostulador de la causa, si esa herida era “post mortem”. El sacerdote narró los hechos y los medico indicaron que tal fractura es sumamente dolorosa y mas si la persona esta consciente. Las reliquias se colocaron en una urna con motivos eucarísticos y se entronizaron en la catedral metropolitana.
La urna que custodia los restos del Padre Maldonado en la Catedral de Cd. Chihuahua en la capilla del cristo de Mapimí cuya presencia se remonta a los inicios de la ciudad.
Iconografía
Su iconografía deja mucho que desear. La fotografía que se presento como oficial (la original en blanco y negro se conserva en St. Mary´s Kansas, USA) es contemporánea a su ordenación sacerdotal y no a su martirio. Para 1992 se realizó un concurso de pintura del santo para la diócesis de Chihuahua, pero en general las pinturas se basaron en esta fotografía oficial, lo que deformó aun más la imagen del mártir. A pesar de querer rectificar este error iconográfico la imagen ganadora se quedo como oficial, sin ser la “vera efigie”.
Los atributos iconográficos son: Ornamentos sacerdotales, Roquete y estola, distintivo de la Adoración Nocturna Mexicana, palma del martirio, Custodia eucarística o copón.
Sus frases:
“Con gusto daría la vida por mi pueblo”
“Quiero tener siempre mi corazón en el cielo y en el sagrario”
“Oh María, madre mía, líbrame este día de pecado mortal. Y por tu concepción Inmaculada, conserva puro mi cuerpo y santifica mi alma”.
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